martes, 1 de agosto de 2017

Las cocinas ecológicas

En la Escuela Taller ahora trabaja Kao Gorbe. Es sordomudo, aunque nos queda la duda de si su mudez está relacionada con su sordera,.
Está emparentado con una familia del pueblo con muchos miembros sordomudos con los que Dabo tiene amistad, y que han sido tradicionalmente artesanos. Siempre recordamos con risas y cariño el primer viaje que hicimos, cuando nos encontramos al padre ciego, ya fallecido, que paseaba con su hijo sordomudo.
Kao se comunica bien con sus alumnos y con el resto de personas con las que se relaciona, que han aprendido palabras del lenguaje de signos.
Pertenece a una asociación que se reúne mensualmente en Selibaby y a través de un proyecto europeo aprendió a realizar «cocinas ecológicas» que disminuyen el gasto de combustible.


miércoles, 26 de julio de 2017

En Africa todo se rompe

Todo parece romperse.
Las buenas sandalias al segundo día ya requieren que Babakar se convierta en zapatero. Las gafas de sol se rompen a pares. Los colores de las maletas desaparecen.
Puertas, cremalleras, todo sucumbe a la fuerza de la climatología...y nosotros llevamos materiales buenos.

martes, 25 de julio de 2017

La ropa, otra vez el lío de la ropa

En el dormitorio, que apenas utilizaré este viaje cautivada por el cielo de África, vuelven a desplegarse montones de ropa. Organizamos una y otra vez. 
Distintos núcleos familiares, los niños que van a la Escuela Taller, las camisetas para cualquier niño que se acerque y nos pida, o que sepamos qué le será útil, el pantalón vaquero para ese joven que trabaja tanto.... 
Y como no, a veces el reparto es arbitrario.
La ropa sufre mucho en esta tierra, o al menos la de los niños...me desespero a veces con que no se zurza, no se cosa, no se arregle.. quizás porque es una batalla perdida.
Cada viaje, vuelvo a sentir que hacemos el milagro de los panes y los peces. Que la ropa que en Zaragoza pensábamos que no valía la pena, aquí adquiere otro valor. Las botas de fútbol, las zapatillas, esa sudadera... Y otro viaje más se me olvida alguna ropa que tendría que haber traído.
Curioso como alguna prenda se ve de mejor calidad entre todas, y sin dudar le pongo nombre a quien la va a recibir. Claudico, después de varios intentos, con la camiseta de Casillas... adivino que desde casa ya tenía destinatario.
Mando fotos con cariño hacia Zaragoza, a amigas y amigos que han colaborado. Y me desespero porque entre las ropas no soy capaz de distinguir las de un amigo de Sidi, Álvaro, y quedará la foto sin enviar.



Me emociono en silencio cuando veo a mis cuñadas con alguna blusa y siento que en alguna parte, mi tía se alegra a verlas, que ella también ha viajado hasta aquí.

Al partir, dejaremos otra vez ropas y ropas...

El antropólogo inocente


Resultado de imagen de el antropologo inocente

Yo que juraba amar sobre todas las cosas el papel, sucumbi al encanto del e-book cuando enfrentada con la decisión de que libros meter en la maleta en el 2014, me llegó como regalo de cumpleaños. Y lo cargué de libros inconfesables que disfrutaba leyendo en el verano.
Mi libro electrónico, un Cervantes bq, tiene una batería eterna y una buena luz que se torna milagrosa cuando no hay corriente eléctrica.
Los bichos acuden a la luz, y con sus patitas van pasando las hojas, aún más rápidos que yo...
En papel, viajó El antropólogo inocente, de mi amiga Eva, que llevaba meses durmiendo en mi mesilla esperando el momento.
Y me encontré con un libro muy divertido, que explicaba cómo vivimos África esta gente extraña que venimos de tan lejos. Tantas anécdotas compartidas o esas extrañas relaciones que se quedan con  los botellines de agua. Nuestra incapacidad para aprender el idioma.


https://es.wikipedia.org/wiki/Nigel_Barley


domingo, 23 de julio de 2017

El fútbol...siempre el fútbol


Y aparecen amigos, y sacamos balones. Pelotas que se pierden y desaparecen. Que se pinchan, que se deshinchan. Que van y que vienen. Que se esconden.

Y juegan al fútbol, sin portería, sin entrenamientos. Sin árbitros a quien matar. Sin botas si no se tienen y sin ningún problema de idioma.


Mirándoles recuerdo a Chema: cuántas veces en la biblioteca diciéndole que me parecía imposible que pudiera gustarle el fútbol. Que lejano suena ahora todo lo que hablábamos y no sé que decía de que si el fútbol era universal, traspasaba fronteras, o algo parecido. Han pasado demasiados años. Yo me reía.





No se puede hablar....

Nunca digas nunca jamás... o estarás a 40 grados haciendo fotos a unos niños jugando al fútbol, disfrutando de verlos.

La empalizada, el equipo de fútbol y Berbegal


Camino desde casa a la Escuela Taller. En estos días de vacaciones, a veces los ¿ cien? metros se me hacen largos. 

Veo a unos chicos de unos catorce años trabajando, de una manera aparentemente muy organizada.
Casi nada me sorprende ya en este vaivén de personas que van y vienen por la casa familiar, por la pequeñas empresas, por la Escuela, pero pregunto. Se ha roto la empalizada que protege de los animales al huerto, y están arreglándola.
Son "el equipo de fútbol de Diadie, que tienen muchas ganas de hacer cosas y vienen a ayudar, y saben que también les ayudamos a ellos".

Mis códigos culturales, laborales, empiezan a echar chispas. No cabe toda la conversación en un post, y menos lanzado a la nube.



El huerto es trabajado por las mujeres, y en él 
crecen frutas y verduras, semillas que han volado desde Zaragoza en varios viajes. Es también lugar de encuentro. 
El huerto enriquece la alimentación e introduce nuevos productos. Se va extendiendo en el pueblo la idea de acercar los huertos a las casas.

Me acerco a hacerles fotos y verles trabajar, se sienten orgullosos.












El equipo tendrá su equipación completa, donada por el Club Actur Pablo Iglesias, y su balón. Haremos varios intentos de hacer fotos, y vendrán también perfectamente organizados, siempre ya con la noche cayendo...y me rendiré: el flash de mi cámara junto con el color de su tez y el rojiblanco, no da buena calidad.
En los paseos por el pueblo los veremos jugar con el balón, hacer deporte..



Pero su esfuerzo merece más y las camisetas técnicas venidas desde Berbegal parecen duplicarse y llegan para todos. Las Cruces...
Mientras las repartimos me vienen recuerdos de comida, acogida, paseo y fútbol en el pueblo oscense; de momentos de risas compartidas en los campos y también, como no,  el verano de 2014, allá por el San Jorge, en Huesca...
 Siempre, allí también, con el corazón partido entre dos continentes y tantas vidas...



Los tattoos, las calcomanías

Demba Dabo

En el primer viaje, allá por el 2007, un amigo de Angelines nos regaló cientos de calcomanías.
En ese noviembre caluroso, descubrimos la dificultad de ponerlas con el calor. Angelines intentaba una y mil veces, y como nadie dudaba, conseguía colocarlas. Litros de agua pasaban por los brazos, las distintas pieles,



 La magia de África hace que hayan resistido, casi mejor que en España, al paso del tiempo. 
Y reaparecen, y con ellas aparecen niños que ni siquiera conocemos, cohermanos de primos de sobrinos...y se van con la cara llena de dibujos.
Me gustan estos niños valientes, que saben pedir lo que quieren.


Las fotos concéntricas




Entro a la tienda, donde se exponen y venden las cocinas y otros productos, y me asaltan las imágenes colgadas en la pared, que han viajado desde el Bar Sin Fronteras, la Floristería Igualdad, Sin Fronteras Records Reggae & Sound System.

La fotografía de Fidel me transporta a aquella primera noche en la Puebla de Alfinden, con Marigel, mientras de fondo suenan los sonidos de los tambores de Makumba: Lamine, Sebastián, Bamba, y «uno» que decía ser el mánager, y que si le pregunto hoy aún dirá que el concierto fue en Farlete. Cuantas conversaciones y momentos después, aprendiendo, fascinados por esta cultura tan extraña... para nosotros.


Hago foto a la foto, recordando ese viaje de retorno tras muchos años a sus orígenes, juntos los dos. Todos los miedos de volver a casa.






Está también la foto familiar, ¿Mayo de 2005? en la puerta del bar. Sonreímos con toda la fuerza que tenemos,sabiendo que será la última foto allí y que seguiremos adelante pese a las dificultades.
Despedimos tantos momentos compartidos con tanta gente, lugar de encuentro y alegría, tantas tardes y noches.
No sé si Joan ya se había colado en mi tripita. 















Dabo, en una de sus fotos favoritas, posa en la cascada de Broto. Muy cerca del pueblo que sus hijos nombran como suyo, en el tiempo en que ni imaginaba que un dia llegarían.

Juegos de fotos concéntricas...
 

Guardia

Me hace gracia, y mucha, tener una perrita que se llama "Guardia".
Durante el tiempo que estuvimos en Testayé, Guardia se pasó el tiempo dormitando o tumbada, a la sombrica, cerca de la Escuela Taller, en el huerto. No parecía que si viniera un ladrón iba a darnos mucha seguridad.

Dabo a veces decía que estaba vieja y otras que embarazada. O las dos cosas a la vez. Yo no la veía muy gorda, pero no entiendo de animales (y a veces tampoco de personas).






sábado, 22 de julio de 2017

Hademu




Hademu sigue teniendo el mismo aspecto frágil que esa niña que lloraba hace tres años, cuando le bromeaba diciendo que la iba a llevar en una maleta a un país lleno de chuches. Ella prefería quedarse en su tierra, con su madre, con su familia.

Hademu está rodeada de mujeres fuertes, sé que le transmitirán la energía, las ganas de luchar y de trabajar, la capacidad de resistir en circunstancias difíciles, el emprendimiento.

Hademu me acompañó muchos momentos, aunque me faltaron las palabras para comunicarme con ella.


Momentos de lectura...en el porche


Siempre llevamos revistas. Son una ventana al mundo, llenas de fotos.

Este año no organizamos el viaje de los Prontos y metimos Holas y suplementos del País, revistas con fotos de animales.

Decidimos censurar los Jueves, porque los dibujos son a veces demasiado explícitos....Pero acabamos claudicando ante una conspiración, poco secreta, para que llegaran hasta Testayé.

Allí, cada objeto se convierte casi en un tesoro. Un niño apasionado por el dibujo se llevó algún hermoso libro y revista con imágenes para copiar y disfrutamos con sus dibujos, pero sobre todo con su afición, su interés... 

Mientras seleccionamos dos revistas científicas infantiles para las niñas que tienen más interés en el estudio, que nunca podrán traducir, o regalamos un cómic, a veces nos puede la rabia de la injusticia y la desigualdad.
Hacemos como si nada, pero luego dos palabras, dos miradas, nos bastan para desahogarnos... ¿y resignarnos?

Hablamos mucho de por qué los niños vienen a nuestra casa, las costumbres, la novedad que somos.. la alegría de que vengan y el respeto que muestran cuando les decimos que en ese momento no se puede. Algún ratico de agobio....También en momentos se les echa en falta.

viernes, 21 de julio de 2017

Las buganvillas

En mi primer viaje no podía imaginar que diez años más tarde tendría una casa de colores con buganvillas, árboles y un huerto cerca de mi casa.
Para las bodas, los novios vienen a hacerse fotos. Me ilusiona, sobre todo si son parejas jóvenes, que se gustan.
A mi me gusta hacerme fotos con mis sobrinas y mis cuñadas. Las siento tan hermosas que me siento pequeña a su lado, y grande del orgullo de estar junto a ellas. Me siento, seguramente, como todas las tías del mundo.

Amita

Diaguily y Ali, que marcharon a Senegal a estudiar un oficio, que vivieron en casa de Mamzei, se han casado con chicas jóvenes.
En una cultura de matrimonios concertados y poligamia, con desigualdades a veces enormes en la edad de hombres y mujeres, han podido elegir (o al menos eso parece). 
Diaguily estudió, tiene una empresa y un trabajo que le permite autonomía económica, tener una casa y cubrir las necesidades básicas. A veces son sólo los hombres mayores y/o, los que viajan.. los que pueden ofrecer esta seguridad.

Amita y Diaguily se casaron el año pasado y van a ser padres este otoño. En los momentos de egocentrismo siento que de alguna manera he contribuido a que estén juntos y me siento orgullosa. No sé si ellos lo piensan así, pero bromeo con la idea de que algún rato de alegría me lo dediquen.Siento que es mejor para ella tener un marido joven y atractivo, de voz dulce, como mi sobrino, que ser casada por decisión paterna con un amigo de su padre. Como no hablamos el mismo idioma y no está Sigu, no he podido preguntárselo.

Me siento feliz con el vestido que me regalaron como dote de Amita y que se acordaran de Angelines en el reparto. 

A veces, cuando mis hijos, sus primos, no entienden algo, acude a mí para que se lo traduzca. Pero yo tampoco le entiendo...

Amita ha venido a vivir a la casa familiar. Participa en el reparto de tareas domésticas que nunca llego a comprender del todo y nos hacía muchas veces la comida y la cena. Una noche, cuando un hijo mío estaba tumbado relajado en el banco disfrutando de la noche africana, Amita, que había trabajado todo el día, cuando trajo la comida, le metió un dedo en el ojo. Aún me río cada vez que lo recuerdo.  Ese dedo en el ojo simboliza tantas cosas....

 Estuve visitando a su familia. Es hermana de Ali, hija del molinero, buen amigo de Dabo. Cuando voy a su casa de origen, me entretengo contando las camas que hay en el porche para volver a recordar cuantas mujeres tiene.

Y Amita también es hermosa




jueves, 20 de julio de 2017

Y la tormenta que espere...

En Selibaby hacemos cambio de coche. En la plaza del pueblo esperamos la llegada del todoterreno.
Después, iremos a buscar rueda de repuesto para el viaje. No puede ser antes, tiene que ser cuando ya están los clientes en el coche.

Emprendemos viaje en la oscuridad. Los caminos cambian al ser época de lluvias. No hay carreteras. El conductor cada cierto tiempo baja con el móvil para comprobar si las huellas que seguimos son viejas o recientes.

Avanzamos y retrocedemos. Preguntamos en los pueblos, a los pastores... Como puede haber tanta gente despierta en lo que a mí me parecen lugares aislados.

Al fondo, muy al fondo, se divisa la antena roja de telefonía. Las horas pasan. Los chicos duermen y los adultos, con los ojos muy abiertos, esperamos. Algún comentario.

Suena la tormenta. Relámpagos. Si algo tengo claro en este lugar, y a estas horas, o mejor dicho, lo único que tengo ya claro, es que la tormenta no estallará hasta que yo esté en el refugio de mi casa. Sé el riesgo de que nos sorprenda enmedio de un camino: el no poder seguir, el dormir una noche más en el coche, por ponerme en las mejores posibilidades.

Dos, tres horas. No sé cuando por fin divisamos el pueblo y aparecemos en la puerta de la casa familiar. No la distingo. Ha cambiado. Resulta extraña. Hay una verja nueva.
Por fin, hemos llegado. Va apareciendo la familia. Abrazos y besos extraños. Saludos.

En el porche de mi casa duerme alguien. Esperaba encontrarme todo tal como lo dejé hace tres años y la siento extraña. No sé cómo abrimos la puerta y aparecen camas, colchones. Yo quiero dormir en el porche. Cuando ya me tumbo en lo que me parece la mejor cama del mundo, cae la lluvia con toda su fuerza. Me tapo con las sábanas y siento hasta frío, como si la predicción del tiempo de mi padre hubiera atravesado cuatro mil kilómetros para quitarme mis pesadillas sobre el calor. Estamos bien. 

Pregunto por la persona que dormía en el porche, que de repente no está, y más tarde me explican que es el profesor. Hago quizás el único comentario negativo de la jornada, molesta: "pues un poco maleducado, que ni ha saludado".
 - Mayte, recuerda que es sordomudo...

Que 30 horas no es nada....



Horas eternas entrando y saliendo de la carretera. Baobabs al lado del camino. Camiones enormes rumbo al centro de África, parados en la cuneta, averiados.


Los baches que siguen siendo enormes. Calor. Llegada a la frontera. Los trámites de los visados. Subir y bajar maletas, abrir y cerrar todo el equipaje, explicar què llevamos.

El policia amable que mira y calma a la mujer blanca, fatigada, que le explica en francés que en su pueblo no hay nada, que por eso lleva todo en las maletas.. y que gran parte se quedará allí. Y que en África hace más calor y es más dura que España.

Las maletas que bajan, y la mesa que viaja con nosotros. Cruzar el rio Senegal. Y nuevo puesto fronterizo, más policia, más escaleras para hacernos sentir pequeños. Subir y Bajar. 

Gouraye
Nuestro primo que aparece por allí. La decisión de seguir o dormir allí. Comer algo, por fin, son las siete de la tarde.












De Gouraye, frontera mauritana, a Selibaby. Muy buena carretera. Alguna parada con los gendarmes. Nos recordarán todavía de otros viajes, no hay tantas familias europeas viajando por aquí.

El coche de Selibaby ya partió sin nosotros. En epoca de lluvias no se viaja al atardecer. Decidimos arriesgarnos y alquilar uno. Serán casi las diez de la noche.



De embrague roto y motor colgante

Siempre que emprendo viaje por África pienso que vamos a hacer el camino en el «tiempo previsto», concepto occidental.
También imagino que no nos va a ocurrir nada y a la vez me asalta el miedo de quedarnos perdidos en mitad del camino.

Tenemos que atravesar Senegal de Oeste a Este. Me cuesta explicar a través del guasap por qué 300 km.  de carretera pueden ser seis o siete horas....o diez. Vivir para contarlo..

Confiamos en el chófer y el coche tiene mejor aspecto que alguno de viajes anteriores (si levanto la alfombrilla no se ve el suelo).
Para mi estos conductores son héroes, capaces de conducir horas y horas sin hablar, sin descansar... y de repente, una parada para rezar.
Salimos sobre las cinco y media,

Cenamos estupendamente en una hamburguesería una King Royal. El clima es agradable y nuestros cuerpos están medio acomodados a  los asientos. todo va bien....

En la noche, a hora indeterminada, el chófer para el coche. Problemas de embrague. Los chicos apenas protestan. Me acuerdo de tantos artículos sobre lo mal que educamos a nuestros hijos, la intolerancia a la frustración. Estos son unos correcaminos.


Con paciencia senegalesa esperamos al mecánico que nos dirá que hay que trasladarse A otro pueblo y decidir si nuevo coche o mecánico.
Dabo decide mantener éste. Acepto su decisión. Los críos protestan y seguimos durmiendo. Pasan las horas, estamos sucios después de 14 horas de coche.
En algún momento vienen varios hombres y empujando, con nosotros dentro, mueven el coche atravesando calles y un mercado, hasta ¿El taller? Veo una fuente de agua potable de unicef.

Siguen pasando horas. Nos lavamos en una gasolinera, previo pago. Está limpia.
Desayunamos en un pequeño restaurante, bocadillos de carne riquisimos.
Está roto el embrague, nos desmontan todo el motor. nOS INVITAN A Un poco de té. Me gusta verles trabajar. Intento adivinar quienes son los distintos personajes que entran y salen de la escena.
Recuerdo todo el tiempo a nuestro amigo Salva, el mejor mecánico del mundo. Confío en que el nuestro tenga la mitad de su sabiduría.
Alguien marcha a buscar una pieza. En la África que yo conozco siempre hay alguien que va a buscar algo, sin poder descubrir si tiene relación laboral con el dueño, de amistad.. o simplemente estaba allí.
Eempiezan a montar el motor.  Rezo porque no sobre ninguna pieza. Cuando ya parece que está arreglado.. algo falla, pero es parte del ritual: se solucionará.

Emprendemos viaje de nuevo. Son las once y media, Para mí que quedan pocas horas para la frontera. Estoy equivocada. también en mi recuerdo eran las dos de la tarde cuando salimos, la memoria es engañosa.

Un coche nos espera desde el punto de la mañana en Mauritania....