sábado, 5 de julio de 2014

Viajando desde Barcelona hasta Dakar

Iniciamos viaje. Una diferencia de precio considerable entre compañías nos hace elegir Barcelona como lugar de partida.

Para el viaje de casa a la estación del Ave de Zaragoza, como siempre, necesitamos apoyos. Suerte de tener familia y amigos incondicionales que nos quieren.

Nosotros, para quienes se nos hace un mundo recorrer un centro comercial un sábado por la tarde, atravesamos toda Barcelona en metro, cargados de maletas hasta llegar al aeropuerto, que ya no reconozco.
Una vez más tenemos que volver a deshacer maletas y los Prontos y los Jueves que llevamos, que tan buenos momentos harán pasar a nuestros sobrinos en Testayé, parecen pesar una tonelada.

Pero siempre en todos los aeropuertos, en el temido pesaje, hay una persona amable que sueña con viajar a Africa, cargada de maletas con material escolar, y hace la vista gorda cuando mi maleta pequeña de los chinos no da la talla.

En el avión, atenazada por el miedo que se acrecenta con los años, escucho a un niño de siete años, no sé si intentando calmarme "no hay futuro después del avión".

Y recuerdo un guasap lanzado a un amigo antes de emprender viaje: sueño con que sea Pilares, y el viaje sea solo un recuerdo, porque eso significará que todo ha ido bien.

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